El JLENS, desplegado desde este fin de semana en Maryland, defenderá Washington D. C., detectando posibles ataques con misiles de crucero o drones.
Vuelve la era de los dirigibles. Tres años después, se han terminado las pruebas. Estados Unidos lanzará en los próximos dos dirigibles-espía que se encargarán de velar por la seguridad del área de Washington DC, ante la amenaza de misiles de crucero o cualquier otro tipo de ataque aéreo. Está previsto que el primero de ellos surque el cielo desde este fin de semana. Se trata del JLENS desarrollado por la empresa Raytheon y que, sujeto a tierra y flotando a más de tres mil metros, permitirá al ejército de norteamericano detectar amenazas al doble de distancia que un radar de tierra actual. Los implicados en el proyecto creen que esta ampliación permitirá un margen de tiempo mayor para reaccionar ante amenazas a la hora de defender “la región de la Capital Nacional”.
“Drones y misiles de crucero representan una amenaza importante para las personas, los centros de población, infraestructuras clave, y nuestros militares”, explican los responsables del proyecto, “ahí es donde JLENS, un sistema de radar dirigible desarrollado por Raytheon, entre en escena”. Estos aerostatos están llenos de helio y cada uno de ellos es tan grande como un campo de fútbol. Y llevan radares de largo alcance que pueden proteger de amenazas aéreas a un territorio del tamaño de Texas.
Una de las grandes novedades de JLENS, es que ofrece cobertura de 360 grados, detectando amenazas hasta a 340 kilómetros de distancia, y puede permanecer en el aire y vigilando 30 días seguidos sin necesidad de repostar, con un coste muy inferior al de los aviones tradicionales. Su triple objetivo, según la documentación del proyecto, es “identificar amenazas potenciales”, “tomar decisiones críticas”, y “llevar a cabo notificaciones cruciales”.
El proyecto inicial: 32 dirigibles en el cielo en 2015
El Ejército de Estados Unidos ha reducido a la mínima expresión un proyecto que inicialmente planeaba plagar de aerostatos el cielo. Cerca de una treintena de dirigibles estaban previstos en esta misión, destinada a revolucionar la vigilancia del cielo en todo el país. Sin embargo, la suma de una serie de fallos drásticos en las pruebas –uno de ellos explotó este verano en el desierto de Utah-, e inesperados sobrecostes respecto a las previsiones iniciales, impulsaron al Ejército a reducir drásticamente el proyecto. Dos serán los dirigibles que se lanzarán al cielo, siendo sus actividades de radar complementarias.
Por el momento, está previsto que estos dos JLENS surquen el cielo durante al menos tres años de forma continuado, exceptuando posibles operaciones de mantenimiento, o las ocasiones en que el mal tiempo obligue a retirarlos. Se trata de la última oportunidad a un proyecto que en 2007 preveía lanzar al cielo 32 dirigibles por un coste de seis mil millones de dólares, antes de que el Pentágono lanzara un informe crítico respecto a su capacidad real para distinguir entre los objetivos que suponen una amenaza y los que no, comenzando a frenar los planes militares de “regresar al zepelling”.
De cualquier modo, los JLENS no se estrenan en esta misión ya que, según fuentes militares de Estados Unidos, ya han sido probados y empleados en Irak, Afganistán y en la frontera con México.
¿Un nuevo Gran Hermano?
En plena sucesión de escándalos en torno a la privacidad, la Raytheon ha dedicado un largo esfuerzo promocional a convencer a los ciudadanos de que no existe riesgo alguno en cuanto a sus derechos y su vida privada. En un elocuente gráfico, la empresa explica el funcionamiento de sus radares asegurando que “no son cámaras”, que “no pueden ver a la gente”. “Pueden ver un avión en el aire pero no pueden ver a los pasajeros que van dentro”, insisten.
Sin embargo, una prueba de JLENS realizada en diciembre de 2012 presume de ser capaz de seguir la pista a “cúmulos de barcos, coches y aviones”. Entonces la empresa prometía ayudar a detectar y aliviar la congestión en las rutas marítimas más importantes. “Durante una prueba reciente”, explicaba la compañía Raytheon, “detectó y rastró simultáneamente grupos de barcos, cientos de coches y camiones, barcos individuales, y aviones tripulados y no tripulados”. “La prueba demostró que JLENS puede ayudar a mantener libres determinados embotellamientos” en el tráfico marítimo, permitiendo “tomar las medidas adecuadas”.
JLENS asegura en que la vigilancia será militar, que los dirigibles no llevarán cámaras, sí existen algunas dudas con su capacidad de registrar movimiento de coches. En ese aspecto la empresa recuerda que el objetivo no son los coches de civiles, sino posibles vehículos con implicaciones para la defensa militar.
El 1 de noviembre de 2013 el Electronic Privacy Information Center (EPIC) presentó una solicitud amparada por la Ley de Libertad de Información, exigiendo más información al Ejército sobre este proyecto. “Los documentos iniciales obtenidos por EPIC”, explica la organización, “sugerían que los dirigibles estarían equipados con cámaras de vigilancia, aunque el Ejército ha afirmado que no se desplegarán sistemas de videovigilancia”. EPIC subraya que, en cualquier caso, Raytheon ha estado probando durante todos estos meses sistemas de videovigilancia para sus JLENS.
Problemas de seguridad
Una de las preguntas que se hacen los ciudadanos al conocer este proyecto es si existe la posibilidad de que alguien logre reventar el dirigible. Obviamente, es difícil imaginar un blanco más fácil que un JLENS. La empresa Raytheon no concede demasiada importancia a este aspecto, y transmite un mensaje de tranquilidad asegurando que ya han probado a disparar proyectiles sobre el dirigible con el resultado de que por los agujeros el helio se escapa “poco a poco”, no se produce una explosión como si se tratara de un globo.
En sus “10 cosas que debe saber sobre JLES”, la compañía explica que “incluso si tuviera más agujeros que un queso suizo, tardaría mucho tiempo en soltar todo el helio, y simplemente se asentaría en suelo” en un proceso que puede durar “varios días”.
En este mismo documento, la empresa recuerda a los ciudadanos que este dirigible no tiene armas, sino que se limita a transmitir amenazas potenciales –como misiles crucero o drones- al Sistema Integrado de Defensa Aérea de la Región de la Capital Nacional.
El lugar y la presentación oficial
El primer JLENS, el esperado “radar dirigible”, está desplegado en el Aberdeen Proving Ground, en Maryland. El próximo miércoles el Ejército ha convocado a los periodistas como una jornada especial para presentar y dar a conocer el nuevo dirigible que ayudará a la defensa de Wahsintgon D. C.