La España hambrienta: cuando la cola en busca de comida se hace interminable

Las colas del hambre han regresado a la calle. El pasado viernes, víspera de Nochebuena, más de 800 personas se agolparon y guardaron turno para recoger una bolsa de alimentos básicos en el centro de Valencia. Una impactante imagen que el actual gobierno municipal ha querido borrar cambiando el modelo de atención social.

Un vídeo al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL muestra a un gentío guardando turno el día 23 a la espera de uno de los kits que ofrece el Banco Solidario de Alimentos. En cada bolsa había aceite, arroz, leche, azúcar, bollería y zumo. La afluencia fue tan alta que los organizadores tuvieron que dar número para el lunes 26, segundo día de Navidad.

“Fue una salvajada la gente que acudió para Nochebuena. No se pudo llegar a todos y volvimos a ir el lunes”, explica Jaime Serra, presidente del Banco Solidario de Alimentos valenciano. A la cita acudieron incluso familias con niños, en una cola kilométrica. La hilera pasaba frente a la sede central del PP en Valencia. También junto al jardín Botánico, el lugar donde se firmó el pacto que dio a los socialistas el gobierno de la Generalitat junto a Compromís y con el apoyo de Podemos.

 

Las colas del hambre

Son las llamadas colas del hambre o colas de la vergüenza que el Ayuntamiento de Valencia se ha propuesto erradicar, pero que ponen de manifiesto la realidad social y la crudeza de la crisis. Tras el desalojo de Rita Barberá, el nuevo gobierno encabezado por Joan Ribó (Compromís) anunció que dejaba de subvencionar al Banco después de siete años repartiendo comida en la ciudad. Y en junio de este año se cerró el local donde se distribuía la comida.
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Ribó justificó la medida con dos argumentos. El primero, que la ayuda de 85.000 euros anuales iba en su mayor parte a pagar sueldos -citaron nóminas de hasta 2.200 euros brutos- en lugar de destinarse directamente a los fines sociales. El segundo, que el nuevo equipo tenía la intención de borrar la imagen de lo que llamaron “colas de la vergüenza” cambiando el modelo de asistencia. “Cualquier persona que tenga problemas recibirá una tarjeta con la que no tendrá que hacer colas en el Banco de Alimentos y podrá comprar en el supermercado lo que considere mejor, respetando su libertad y garantizando los derechos. (…) El Banco de Alimentos no garantizaba derechos”, dijo en su día el alcalde.

El Banco Solidario de Alimentos de Valencia no forma parte de la Federación Española de Bancos de Alimentos ni sigue su modus operandi, que establece que “jamás” se dan alimentos a particulares, sino únicamente se distribuyen en centros asistenciales adheridos a los bancos oficiales para que ellos los distribuyan. Desde esta organización nacional se desvinculan así de la entidad valenciana.

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